Una de las tareas más exigentes que acometemos es traer al mundo a un ser humano y criarlo. No obstante, la mayoría de nosotros enfocamos este cometido de una forma muy distinta a como nos plantearíamos nuestra vida profesional. Por ejemplo, si tuviéramos que dirigir una organización de mil millones de euros, diseñaríamos un proyecto con mucho cuidado. Sabríamos cuál es el objetivo y el modo de alcanzarlo. En el proceso de llevarlo a cabo, nos familiarizaríamos con el personal y sabríamos cómo aprovechar al máximo su potencial. Como parte de nuestra estrategia, identificaríamos los puntos fuertes y resolveríamos cómo sacar de ellos el máximo partido; al mismo tiempo, identificaríamos los débiles para minimizar su impacto. El éxito de la organización resultaría de elaborar estrategias para el éxito.
Es útil hacernos algunas preguntas: «¿ Cuál es mi proyecto parental, mi filosofía parental? ¿Cómo lo pongo de manifiesto en la interacción cotidiana con mi hijo? ¿He planeado una misión seria, consciente, como haría si dirigiese una organización importante?» Tanto si sois una pareja como si eres un padre o una madre solo, vale la pena que analices detenidamente el enfoque que le das a la relación con los hijos a la luz de las investigaciones sobre lo que funciona y lo que no. A veces no se tienen en cuenta cómo afecta el estilo parental a los hijos y hay bastante gente que si lo pensara, posiblemente, cambiaría su planteamiento: ¿el método que usas contempla escuchar el espíritu del niño? ¿Estarías dispuesto a cambiar la manera de interaccionar con tu hijo si quedara claro que lo que haces no funciona? .
Cada uno de nosotros se imagina que es el mejor padre que puede ser y, de hecho, casi todos somos buenas personas que sentimos un gran amor hacia nuestros hijos. No imponemos nuestra voluntad a los hijos por falta de amor, desde luego, sino, más bien, por falta de conciencia. La realidad es que muchos de nosotros no somos conscientes de la dinámica que se genera en nuestra relación con los hijos. No nos gusta pensar que somos inconscientes: por el contrario, es un concepto que tendemos a negar.
Muchos estamos tan a la defensiva que si alguien dice algo sobre nuestro estilo parental, saltamos en el acto. Sin embargo, cuando empezamos a ser conscientes, rediseñamos la dinámica que compartimos con los hijos. Si carecemos de conciencia, nuestros hijos pagan un alto precio. Demasiado consentidos, bastante medicados y con demasiadas marcas encima, muchos son desdichados. Por eso, a causa de la inconsciencia, les legamos nuestras necesidades no resueltas, nuestras expectativas insatisfechas o nuestros sueños frustrados. Pese a las mejores intenciones, los sometemos a la herencia emocional recibida de nuestros padres, atándolos al debilitante legado de los antepasados. La naturaleza de la inconsciencia es tal que, hasta que sea metabolizada, se irá filtrando de una generación a otra.
Solo mediante la conciencia puede terminar el ciclo de dolor que va reproduciéndose en las familias.
¿Por qué esta liberación es tan importante? Porque cuando entiendes lo profundo del subconsciente, sabes que tenemos programaciones profundas que a veces nos atrapan, y nos atrapan sobre todo en la energía de Vida, porque venimos aquí, a este mundo, por ellos, por nuestros ancestros.
Los Ancestros nos trajeron a la vida a través de lo más sagrado que tenemos, nacemos al servicio de nuestro sistema familiar. Y pasamos la vida rechazando muchas cosas de los seres que nos dieron la vida por como son o pensando que yo lo voy a hacer mejor. Pero si no es desde la más pura humildad y el más puro agradecimiento, la realidad, es que nos quedamos condicionados a aquello que no nos gusta.
Os proponemos agradecer profundamente a aquellos a quienes os dieron la vida. Haya sido como haya sido, ellos también venían condicionados por el sistema que todos hemos elegido.
Os proponemos nuestro próximo taller de constelaciones familiares, donde se podrá ver y resolver cada uno de vuestros bloqueos con más certeza y con más amor. Así lo deseamos.
Os esperamos en el 20 de Abril para abrir caminos de la Vida.